En el Instituto Santísima Trinidad, somos conscientes de la complejidad de la vida social que se cuela al interior de las instituciones, lo que condiciona los modos de convivir dentro de los centros educativos y la manera de gestionar los mismos. Es por eso que buscamos generar las condiciones básicas institucionales para una convivencia humana que propicien el desarrollo de la vida en sociedad, acentuando la responsabilidad que tenemos todos los integrantes de la comunidad educativa en este proceso, en tanto somos sujetos de derechos y de obligaciones. Estamos en camino de cambiar las formas de regular las relaciones interpersonales, tomando como base de éstas la construcción de una convivencia democrática que permita la resolución pacífica de los conflictos, contribuya a la prevención de la violencia y al mejoramiento del clima institucional. Somos conscientes de que la convivencia democrática se aprende con el ejemplo y de que muchas veces las instituciones educativas siguen actuando con códigos propios, hasta contradictorios con los principios básicos de la democracia, consagrados en diversas Convenciones, nuestras Constituciones Nacional y Provincial y refrendados por la abundante Legislación Escolar a nivel nacional e internacional. Como Comunidad, sabemos de la importancia de acordar criterios que ayuden a una convivencia armónica y a una educación integral. Es por ello que, con la participación de todos los integrantes de la comunidad, se lograron recuperar algunos principios esenciales para poder llevar a cabo los objetivos propuestos, que tienen como fundamento a los valores que sustentan nuestro Ideario. El reconocimiento del otro como persona lleva consigo el valor del respeto, siendo, por tanto, la persona, el eje fundamental sobre el que debe girar la convivencia diaria. Nos proponemos generar un espacio de convivencia y comunicación donde prime la confianza en el otro y la buena voluntad para solucionar los conflictos.

Está en la esencia de un docente buscar nuevas estrategias de enseñanza para con sus alumnos que llegan a las aulas; aprovechar cada nuevo recurso para motivar a sus alumnos a seguir aprendiendo; convertir cada dificultad en un nuevo desafío para encontrar nuevas soluciones, para descubrir un nuevo proyecto que les ayude a seguir desarrollándose y creciendo como personas. Convivimos en una sociedad donde el cambio constituye un proceso permanente, constante y cotidiano. Donde la adaptación sugiere que las mejoras en las escuelas deban ser rápidas y realizadas de manera tal que permitan que las innovaciones prosperen, se vea el funcionamiento y que puedan ser difundidas a través del cuerpo docentes a toda la comunidad escolar.

Sólo cambian, innovan, se transforman, aquellas escuelas en las que se reconocen las carencias, que detectan sus imperfecciones y atrasos, y que toman decisiones para superarlas con una actitud proactiva. (Aguerrondo, Lugo, Rossi, 1999) De esta manera, numerosas oportunidades y desafíos se encuentran en las redes de la innovación, que ofrecen a los docentes comprometidos con la educación a involucrarse dando una oportunidad para generar en la comunidad educativa un proceso de cambio. ¿Por qué un Proyecto Institucional de Gestión de la Información? Sin duda, la Alfabetización Informacional se entrelaza constantemente con otros contenidos y competencias. Es parte de ellos, sin ser nombrada como tal. Entendiendo la Alfabetización informacional como la capacidad de desarrollar destrezas, habilidades y competencias para buscar, discernir, evaluar, utilizar y crear información. La alfabetización tradicional es una función de la escuela, y la Alfabetización Informacional debe integrarse y desarrollarse a la par, adaptando contenidos del proceso educativo a las necesidades de una nueva sociedad de la información. En la actualidad, los alumnos se enfrentan a un mar incalculable de información que les llega de diferente manera y en distintos soportes, encontrándose con el inconveniente de que la misma llega sin filtrar, como información poco confiable. Es por ello que el presente proyecto de Gestión de la Información apunta a que los alumnos sean autónomos en la búsqueda, evaluación y uso de la misma, utilizado las nuevas tecnologías de la información y comunicación, para desenvolverse eficientemente no sólo en el área académica sino como ciudadanos de la sociedad de la información y la comunicación.

Dicen los expertos que, respecto al sexo y la sexualidad, nunca antes han estado los adolescentes tan informados. Pero…¿están educados? conocer lo conocen casi todo. Sin embargo, todo hace pensar que la educación sexual sigue siendo una asignatura pendiente. Y lo peor es que no parece existir mucha preocupación para que la situación cambie. No parece en efecto preocupar excesivamente la propuesta de la calidad en este ámbito concreto de la realización de la persona, que es la integración y vivencia armoniosa de la propia sexualidad. Por ello es sumamente importante que los educadores, junto a la comunidad en general, tomen conciencia de la importancia de este compromiso de una auténtica educación sexual que permite incorporar la idea del sexo como don y tarea de humanización, y desarrollar la capacidad de amar. Es necesaria una verdadera formación, no simple información. Una educación integral, respetuosa de los procesos de crecimiento y desarrollo humano, que preste atención al conocimiento y la voluntad, a los sentimientos y emociones, a la genitalidad y la afectividad, al dominio de sí y al respeto del otro, a la ternura y al placer, a la intimidad y a la apertura a la comunicación y al amor. En particular, desde una perspectiva pastoral, es necesario comprender y anunciar que la vivencia evangélica de la sexualidad sitúa al hombre ante la necesidad de superar un doble reto: la acomodación y el conformismo con el ambiente socio-cultural, y el moralismo rigorista. No se puede olvidar que la cultura dominante trivializa la sexualidad. Crece una comprensión superficial y trivial, muy poco humana, de la sexualidad; y ciertamente, la frívola trivializaciòn de lo sexual es la trivializaciòn de la misma persona. Las dificultades del contexto no debe permitir la radicalización o la represión, al rechazo o al moralismo, El proyecto deberá ir fundándose en la dignidad de la persona, el valor humano de la sexualidad en concordancia con la información científica, el esclarecimiento y reflexión de la propia sexualidad en forma plena, enriquecedora y saludable en todas las etapas de la vida, acorde con el contexto económico, histórico, social y cultural en que viven.

Los miembros del Departamento de Orientación, decidió diseñar un proyecto que encuadrara desde distintos ángulos los abordajes de trabajo de manera tal que organizara sistemáticamente y desde fundamentos teóricos la inclusión de las personas con discapacidad a la Escuela y les brindara una contención, no solo social, sino integral en la diversidad. El Proyecto comenzó a pensarse definiendo y aclarando conceptos tales como inclusión, integración, necesidades educativas especiales, déficit, minusvalía, normalidad, basándonos en las Leyes Federal y Provincial de educación, en el Ideario del colegio y tomando referencias en los desarrollos bibliográficos que hay sobre el tema. De acuerdo con lo cual el Proyecto debió iniciarse tomando contacto con la Comunidad Educativa, revalorizando la experiencia obtenida en los años precedentes y haciendo una propuesta que englobara las necesidades de los niños y jóvenes, así como las posibilidades concretas que estábamos dispuestos a ofrecer. Sabemos que en la experiencia de la inclusión se conjugan dos variables que participarán de igual manera: 1. La persona con necesidades educativas especiales en una dimensión bio- psico- social atravesada por el proceso histórico 2. La institución con las características particulares que la definen en su acción educativa.

Por estas dos razones se considera cada caso cuáles son las posibilidades del servicio que está dispuesto a ofrecer la escuela, para enmarcar y garantizar el éxito de la integración de personas con necesidades educativas especiales.